jueves, 23 de noviembre de 2017

VARA DE REY


La espada de Vara de Rey.
 Héroe de El Caney

Conferencia por: D. Carlos Martínez-Vara de Rey Novales, Coronel del Ejército del Aire, Piloto de Caza y Ataque. Hablo sobre su vínculo a la tierra natal, admirando la obra de sus antepasados, su vocación militar con un continuo aprendizaje y preparación a lo largo de su Carrera de las Armas y el valor heróico.
La bienvenida del acto se realizo por Luis Carlos Asarta, Coronel de Infantería y Presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Zaragoza. El presentador del acto fue Gonzalo Escalona, Coronel de Infantería y vocal de la junta directiva de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Zaragoza



Retrato del general Joaquín Vara de Rey y Rubio de la galería de hijos ilustres del Ayuntamiento de Ibiza.

Joaquín Vara de Rey y Rubio, defensor de El Caney, había nacido en Ibiza en 1841, en el seno de una familia de rancia tradición militar, pues su padre, Joaquín Vara de Rey y Calderón de la Barca (Antequera 1816-Madrid 1876) había combatido en la Primera Guerra Carlista, participado en la represión del pronunciamiento de Barcelona en 1843 y llegado a ascender al puesto de brigadier; y el padre de este, Joaquín Vara de Rey y Laget (Cádiz 1782-Madrid 1856), había combatido a los franceses durante la Guerra de la Independencia y también a los carlistas, encuadrado en el Ejército del Norte, durante la primera contienda contra estos, llegando al empleo de coronel.
Si ambos antepasados habían cumplido su vida como militares en España, Joaquín Vara de Rey obtuvo sus mayores éxitos fuera de la Península. Tras graduarse como subteniente, con 18 años, en el Colegio de Infantería de Toledo, y combatir contra los cantones de Cartagena y Valencia durante la rebelión de los mismos, él también fue llamado a enfrentarse a los carlistas, en la tercera guerra que protagonizaron, donde ascendió a comandante para finalmente solicitar, en 1884, el traslado a las islas Filipinas. Tenía 43 años cuando tomó el mando del Regimiento de España, y seis más cuando fue nombrado gobernador de las islas Marianas primero y de Zamboanga (en Mindanao) después. Un año le duró el cargo, pues en 1891 volvía a España para ser gobernador de Ávila, puesto que dejó en 1895 para posteriormente pedir el traslado a Cuba. Para entonces ya era coronel, y su acción en la Loma del Gato (18 km al noreste de Santiago de Cuba) le valió el ascenso a general de brigada.
La batalla, que tuvo lugar el 5 de julio de 1896, comenzó cuando los rebeldes, dirigidos nada menos que por José Maceo, cruzaron la línea férrea de la Maya y se presentaron en el lugar llamado El Espartillo, donde se toparon con las avanzadillas de dos columnas españolas, comandadas por el general Tirso Albert y el coronel Vara de Rey. Según algunas fuentes el gran líder guerrillero no tenía un día demasiado activo, y aunque desplegó sus fuerzas para dar combate a los españoles, no lo hizo con tanto vigor como en otras ocasiones. El resultado fue que el ataque se demoró y la impaciencia lo llevó a dirigirse a la Loma del Gato con su escolta, exponiéndose en exceso al fuego y recibiendo un disparo en la cabeza. Tras ser sacado de primera línea, un médico mambí consiguió extraer la bala, pero Maceo no sobrevivió.

En junio de 1898, el desembarco estadounidense y su avance hacia Santiago llevaron al general Linares y Pombo, al mando de la plaza, a ponerlo al frente de la guarnición de El Caney, donde la defensa que dirigió causó importantes bajas a la división norteamericana que lo atacó. “[…] desesperados, rodeados como estaban, mostraban un coraje y una indiferencia al peligro que recordaba a los defensores de Zaragoza y de Gerona. Se sabe que los soldados españoles han sido con frecuencia citados como modelo; pero en este caso desplegaron la misma fortaleza que cuando, hace centurias, la infantería española era considera la más brava y mejor de Europa”, escribió el periodista Henry Cabot Lodge.
Herido en ambas piernas cuando dirigía la última resistencia del pueblo desde la Iglesia, Vara de Rey fue muerto mientras lo trasladaban en camilla a Santiago de Cuba, al recibir la comitiva fuego de los norteamericanos, que muy probablemente no se dieron cuenta de lo que sucedía y solo vieron una columna de españoles abandonando el pueblo asediado. Parece que muertos los camilleros que lo llevaban, aun así algunos de los hombres de su escolta trataron de cargar con él, pero nuevas andanadas acabaron con el herido, que en esta ocasión recibió un balazo en la cabeza.
Su cadáver no sería identificado hasta el día siguiente, y los propios norteamericanos se disculparían ante los españoles por la trágica muerte del general. “Lamento tener que comunicarle –escribió el general Shafter (jefe del cuerpo expedicionario norteamericano) al general Toral (defensor de Santiago de Cuba tras ser herido el general Linares)– el fallecimiento del general Vara de Rey, quien con dos de sus hijos resultó muerto en el curso del combate del 1 de julio. Su cuerpo será enterrado esta mañana con honores militares. Su hermano, el teniente coronel Vara de Rey, está herido y se halla prisionero en mi poder, juntamente con el capitán Vara de Rey”.
En noviembre de 1898, su cadáver fue exhumado para ser trasladado a España. Su cuerpo descansa en el Mausoleo de los héroes de la Guerra de Cuba y Filipinas en el Cementerio de la Almudena de Madrid, junto con otros nombres propios de este conflicto, como Eloy Gonzalo, héroe de Cascorro, o fray Cándido Gómez Carreño, párroco de Baler.

LA ESPADA DE VARA DE REY

El objeto de la conferencia fue reflexionar sobre ciertos valores que han compartido hombres y mujeres de nuestra historia secular, habiendo contribuido con su obra a la construcción de la realidad que hoy es España. Dentro de esos valores, se destacaron tres en particular, que por haber marcado la vida de Joaquín Vara de Rey, constituyen un buen ejemplo para cualquier español que sienta orgullo de su origen. Estos fueron:

1.- Vinculo a la tierra natal hasta el punto de admirar la obra de nuestros antepasados y comprometerse a entregar la propia vida en su defensa.

2.- Vocación profesional acendrada, basada en fidelidad incondicional a la Corona y continuo aprendizaje y preparación a lo largo de toda la Carrera de las Armas, hasta los límites que establece la honrada ambición.

3.- Valor heroico despreciando la propia vida cuando se trata de defender los principios sagrados trasmitidos de generación en generación desde la gestación de la Nación española, como Dios, Honor o Familia.

En resumen, se insistió, por parte del Cor Vara de Rey, en las claves que sin duda alguna han vertebrado nuestra Patria a lo largo de doce siglos y que hoy en día no solo no se reconocen, sino que se llegan a cuestionar. No son pocos los españoles, que han vivido hasta el extremo estos tres valores, escribiendo gloriosas páginas de nuestra historia. Joaquín Vara de Rey Rubio es un buen exponente.

Esquema de la conferencia

0. Introducción:
Muerte de Joaquín Vara de Rey
Significado de la Espada.

1. Antecedentes
Familia Vara de Rey
Biografía de Joaquín Vara de Rey

2. Combate de El Caney
Contexto histórico
Orden de Batalla
Desarrollo del combate

1. Conclusiones












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