La espada de Vara de Rey.
Héroe de El
Caney
Conferencia
por: D. Carlos Martínez-Vara de Rey Novales, Coronel del Ejército del Aire,
Piloto de Caza y Ataque. Hablo sobre su vínculo a la tierra natal, admirando la
obra de sus antepasados, su vocación militar con un continuo aprendizaje y
preparación a lo largo de su Carrera de las Armas y el valor heróico.
La
bienvenida del acto se realizo por Luis Carlos Asarta, Coronel de Infantería y
Presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Zaragoza. El
presentador del acto fue Gonzalo Escalona, Coronel de Infantería y vocal de la
junta directiva de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Zaragoza
Retrato
del general Joaquín Vara de Rey y Rubio de la galería de hijos ilustres del
Ayuntamiento de Ibiza.
Joaquín Vara de Rey y Rubio, defensor
de El Caney, había
nacido en Ibiza en 1841, en el seno de una familia de rancia tradición militar,
pues su padre, Joaquín Vara de Rey y Calderón de la Barca (Antequera
1816-Madrid 1876) había combatido en la Primera Guerra Carlista,
participado en la represión del pronunciamiento de Barcelona en 1843 y llegado
a ascender al puesto de brigadier; y el padre de este, Joaquín Vara de Rey y
Laget (Cádiz 1782-Madrid 1856), había combatido a los franceses durante la Guerra de la Independencia y
también a los carlistas, encuadrado en el Ejército del Norte,
durante la primera contienda contra estos, llegando al empleo de coronel.
Si
ambos antepasados habían cumplido su vida como militares en España, Joaquín
Vara de Rey obtuvo sus mayores éxitos fuera de la Península. Tras graduarse
como subteniente, con 18 años, en el Colegio de Infantería de Toledo, y
combatir contra los cantones de Cartagena y Valencia durante la rebelión de los
mismos, él también fue llamado a enfrentarse a los carlistas, en la tercera
guerra que protagonizaron, donde ascendió a comandante para finalmente
solicitar, en 1884, el traslado a las islas Filipinas. Tenía 43 años cuando
tomó el mando del Regimiento de España, y seis más cuando fue nombrado
gobernador de las islas Marianas primero y de Zamboanga (en Mindanao) después.
Un año le duró el cargo, pues en 1891 volvía a España para ser gobernador de
Ávila, puesto que dejó en 1895 para posteriormente pedir el traslado a Cuba. Para entonces
ya era coronel, y su acción en la Loma del Gato (18 km al noreste de Santiago
de Cuba) le valió el ascenso a general de brigada.
La
batalla, que tuvo lugar el 5 de julio de 18 96, comenzó cuando los rebeldes, dirigidos
nada menos que por José Maceo, cruzaron la línea férrea de la Maya y se
presentaron en el lugar llamado El Espartillo, donde se toparon con las avanzadillas
de dos columnas españolas, comandadas por el general Tirso Albert y el coronel
Vara de Rey. Según algunas fuentes el gran líder guerrillero no tenía un día
demasiado activo, y aunque desplegó sus fuerzas para dar combate a los
españoles, no lo hizo con tanto vigor como en otras ocasiones. El resultado fue
que el ataque se demoró y la impaciencia lo llevó a dirigirse a la Loma del
Gato con su escolta, exponiéndose en exceso al fuego y recibiendo un disparo en
la cabeza. Tras ser sacado de primera línea, un médico mambí consiguió extraer
la bala, pero Maceo no sobrevivió.
En
junio de 1898, el desembarco estadounidense y su avance hacia Santiago llevaron
al general Linares y Pombo, al mando de la plaza, a ponerlo al frente de la
guarnición de El Caney, donde la
defensa que dirigió causó importantes bajas a la división norteamericana que lo
atacó. “[…] desesperados, rodeados como estaban, mostraban un coraje y una
indiferencia al peligro que recordaba a los defensores de Zaragoza y de Gerona.
Se sabe que los soldados españoles han sido con frecuencia citados como modelo;
pero en este caso desplegaron la misma fortaleza que cuando, hace centurias, la
infantería española era considera la más brava y mejor de Europa”, escribió el
periodista Henry Cabot Lodge.
Herido
en ambas piernas cuando dirigía la última resistencia del pueblo desde la
Iglesia, Vara de Rey fue muerto mientras lo trasladaban en camilla a Santiago
de Cuba, al recibir la comitiva fuego de los norteamericanos, que muy probablemente
no se dieron cuenta de lo que sucedía y solo vieron una columna de españoles
abandonando el pueblo asediado. Parece que muertos los camilleros que lo
llevaban, aun así algunos de los hombres de su escolta trataron de cargar con
él, pero nuevas andanadas acabaron con el herido, que en esta ocasión recibió
un balazo en la cabeza.
Su
cadáver no sería identificado hasta el día siguiente, y los propios
norteamericanos se disculparían ante los españoles por la trágica muerte del
general. “Lamento tener que comunicarle –escribió el general Shafter (jefe del
cuerpo expedicionario norteamericano) al general Toral (defensor de Santiago de
Cuba tras ser herido el general Linares)– el fallecimiento del general Vara de
Rey, quien con dos de sus hijos resultó muerto en el curso del combate del 1 de
julio. Su cuerpo será enterrado esta mañana con honores militares. Su hermano,
el teniente coronel Vara de Rey, está herido y se halla prisionero en mi poder,
juntamente con el capitán Vara de Rey”.
En
noviembre de 1898, su cadáver fue exhumado para ser trasladado a España. Su
cuerpo descansa en el Mausoleo de los héroes de la Guerra de Cuba y Filipinas
en el Cementerio de la Almudena de Madrid, junto con otros nombres propios de
este conflicto, como Eloy Gonzalo, héroe de Cascorro,
o fray Cándido Gómez Carreño, párroco
de Baler.
LA ESPADA
DE VARA DE REY
El objeto de la conferencia fue
reflexionar sobre ciertos valores que han compartido hombres y mujeres de
nuestra historia secular, habiendo contribuido con su obra a la construcción de
la realidad que hoy es España. Dentro de esos valores, se destacaron tres en
particular, que por haber marcado la vida de Joaquín Vara de Rey, constituyen
un buen ejemplo para cualquier español que sienta orgullo de su origen. Estos
fueron:
1.- Vinculo a la tierra natal hasta
el punto de admirar la obra de nuestros antepasados y comprometerse a entregar
la propia vida en su defensa.
2.- Vocación profesional acendrada,
basada en fidelidad incondicional a la Corona y continuo aprendizaje y
preparación a lo largo de toda la Carrera de las Armas, hasta los límites que
establece la honrada ambición.
3.- Valor heroico despreciando la
propia vida cuando se trata de defender los principios sagrados trasmitidos de
generación en generación desde la gestación de la Nación española, como Dios,
Honor o Familia.
En resumen, se insistió, por parte
del Cor Vara de Rey, en las claves que sin duda alguna han vertebrado nuestra
Patria a lo largo de doce siglos y que hoy en día no solo no se reconocen, sino
que se llegan a cuestionar. No son pocos los españoles, que han vivido hasta el
extremo estos tres valores, escribiendo gloriosas páginas de nuestra historia.
Joaquín Vara de Rey Rubio es un buen exponente.
Esquema de
la conferencia
0.
Introducción:
Muerte de
Joaquín Vara de Rey
Significado
de la Espada.
1. Antecedentes
Familia
Vara de Rey
Biografía
de Joaquín Vara de Rey
2. Combate
de El Caney
Contexto
histórico
Orden de
Batalla
Desarrollo
del combate
1.
Conclusiones
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