OBITUARIO
Ángel Soro Navarro
In memóriam
ZARAGOZA. El 19 de enero falleció en Zaragoza, a los
82 años, poco ha cumplidos, Angel Soro Navarro, nuestro buen amigo, uno de los
mejores ejemplos de empresarios zaragozanos que han sabido impulsar su negocio
a altas cotas de eficacia en el concierto internacional. Han sido varias semanas
de lucha contra su última enfermedad, tan cruel como son siempre las últimas
enfermedades, a la que hizo frente con máxima dignidad: pero no pudo, como hace
cuarenta años, vencer en su lucha contra otras importantes lesiones tumorales.
Precisamente, en 2015se ha cumplido el centenario de
la implantación por su abuelo (Ángel Soro Antolín) en Zaragoza de la empresa
Saborina Soro, empresa que su padre (Ángel Soro Arnorós) supo ampliar y su
nieto, recién fallecido, supo expandir con su idea de especialización, entonces
muy nueva, y promoción en los detergentes hospitalarios.
Una gran parte de los hospitales españoles actuales
utilizan con notoria eficacia sus productos y ha sabido extender su idea y su
negocio a varios países europeos , incluso a Australia y Nueva Zelanda.
Recuerdo cuando en los años cuarenta aprendía a leer
en aquel Heraldo de Aragón, adelgazado por las restricciones de papel.
Había dos anuncios que mi memoria infantil todavía
conserva, el de Servetinal y el de Saborina Soro, y durante setenta años de
lector de HERALDO he seguido viendo a menudo este último.
Aquella modesta fábrica de la calle Rusiñol de
Zaragoza, que pasó a implantarse en La Puebla de Alfíndén, es hoy orgullo de la
industria aragonesa y precisamente se debe a la idea del joven Ángel Soro, que
acaba de fallecer, de especializar su negocio con los detergentes
hospitalarios. Recuerdo que en sus visitas a Clínica Puerta de Hierro de Madrid
no faltaba nunca su saludo al servicio de Radioterapia y Cancerología, donde yo
trabajaba a la sazón.
Han pasado los años y su negocio, por su tenacidad,
su laboriosidad y su simpatía, ha alcanzado dentro de su rango envidiable nivel
internacional. A sus ideas y capacidad de trabajo hay que añadir como virtudes
su sentido de la amistad y generosidad y también señalar su devoción a la
Decana de la ciudad, encontrándolo con frecuencia al final de las mañanas a la
entrada o salida de 'ver a la Virgen'.Y asimismo su sentido de la familia, a
cuyos hijos ha sabido transmitir su amor y dedicación al trabajo. Queremos enviar
a su apenada familia, su esposa, sus hijos, Elisa y Nicolás, y sus nietas, nuestro
sentimiento y nuestro perdurable afecto.
Descanse en paz este hombre generoso, zaragozano
prestigioso y bueno de cuya amistad nos sentíamos orgullosos.
FERNANDO SOLSONA
Presidente del Ateneo de Zaragoza
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