domingo, 14 de junio de 2020

NECROLÓGICA




El socio Teniente Veterinario D. Placido Izquierdo Alba,de 90 años de edad ha fallecido 



Cuando el silencio nos invade, cuando la zarpa rasga nuestro corazón y cuando brotan los gemidos, enardecidos por la emoción, los ojos se humedecen y apenas contienen ya lágrimas.
Esta Hermandad honra la memoria de sus socios fallecidos y no los olvida.
La tierra los acoge en su seno y el cielo tiende sobre ellos el manto de la eternidad.
El toque de oración en cada uno de nuestros Actos les tendrá siempre presentes y el eco de las voces resonará al viento como un rezo para recordarles “La muerte no es el final”
Ante tan dolorosa pérdida, rogamos lo tengan presente en sus oraciones por el eterno descanso de su alma.
Descanse en paz.




viernes, 5 de junio de 2020

ENTIERRO DEL TENIENTE CORONEL VALENZUELA




Hace 97 años, un acontecimiento señaló un hito en la historia  de La Legión.
Un 5 de junio de 1923, el Teniente Coronel D. Rafael de Valenzuela y Urzaiz, Jefe de La Legión halló la muerte gloriosa en combate al frente de las Banderas I, II y IV.
Con la rasmia de buen aragonés, con el temple sereno y  valor a raudales, avanzó pistola en mano al frente de sus legionarios en Tizzi-Assa, hasta caer abatido cumpliéndose así una vez más el Credo Legionario “La Bandera de La Legión: será la más gloriosa porque la teñirá la sangre de sus legionarios”.
Se convirtió en el único Jefe de La Legión que murió al frente de sus legionarios.
 


Esta Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Zaragoza, atendiendo a las recomendaciones sanitarias ante las circunstancias por todos conocidas, no podrá este año ante el Monumento a los caídos de La Legión de nuestra ciudad, rendir el merecido homenaje al Teniente Coronel Valenzuela.


Pero ello no es óbice para no tenerlo en nuestro recuerdo, por eso aprovechamos este espacio para amalgamando emociones y sentimientos recordar al héroe y a los que cayeron junto a él, a los que con su entrega, heroísmo y sacrificio contribuyeron a dar gloria y honor a España y La Legión.
Por todos ellos “Nuestra raza no ha muerto aún”.
Queremos compartir con vosotros a través de las crónicas de la época, recuperando la memoria histórica, la que nos haga sentirnos orgullosos de ser españoles y que nos sintamos solidarios de la historia que forjaron españoles como nosotros.
He aquí.

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El  Cadáver del teniente Coronel Valenzuela 
(DIARIO ABC)



Zaragoza 12, 2 tarde. 
En el correo de Madrid llegó el cadáver del teniente coronel  Valenzuela, acompañado de sus padres, hermanos, varios oficiales y soldados del  Tercio. En la  estación esperaban los parientes del finado que residen en Zaragoza, comisiones de jefes y oficiales de diferentes cuerpos. El féretro, a hombros de los oficiales del Tercio, fue trasladado a la capilla ardiente del asilo de Convalecientes, dando guardia al cadáver los soldados del Tercio. En la capilla se dijeron misas y el obispo auxiliar, Sr. Santos Gomara, rezó un responso. Desde la capilla ardiente trasladóse al cadáver a la plaza de Aragón, frente a la Capitanía general.
EL ENTIERRO


El féretro iba sobre un armón de  Artillería. Una hora antes de la llegada del cadáver a la plaza de Aragón, acudieron comisiones civiles y militares y representaciones de los Centros. A las diez y media llego el clero y la cruz parroquial del templo del Pilar.

Organizada la comitiva, desfilaron la Guardia municipal montada, diez coches con coronas, Hermandad de la Sangre de Cristo y comisiones civiles y militares, la bandera del Tercio llevada por un suboficial, oficiales portadores del sable, bastón de mando y gorra que usaba Valenzuela, escoltados por legionarios; comisiones de todos los centros oficiales y particulares de la ciudad y el clero.
El féretro, que iba envuelto en la bandera española, llevaba dos coronas de la familia e iba escoltado por legionarios y batidores de la Real Maestranza. Las cintas las llevaban jefes de diferentes cuerpos.
En la presidencia del duelo figuraban el obispo auxiliar, hermanos y familia de Valenzuela Urzaiz y otros familiares y comisiones militares.
Frente al Gobierno civil unióse a  la comitiva una numerosa  representación de la Real Maestranza. En la segunda presidencia se hallaban el capitán general en representación del Rey y demás autoridades. Durante el trayecto se cantaron responsos dándose vivas al Tercio y al Ejército español frente a los casinos Principal y Mercantil, cuyos balcones ostentaban colgaduras negras. Desde los balcones del hotel Elías, las artistas del teatro de la Reina Victoria que trabajan ahora aquí, arrojaron profusión de flores.
Cerraba la comitiva una compañía de Infantería con bandera y música, dos compañías del regimiento del Infante, mandada por el comandante Nouguès.
En la puerta del templo del Pilar esperaba al cadáver el clero de la catedral, presidido por el deán, D Florentino Jardiel.
Sobre la mesa situada en el centro de la puerta colocase el féretro, y alrededor los oficiales y soldados del Tercio, desfilando ante el cadáver las fuerzas militares que asistieron al acto. Cuando las personalidades del duelo entraban en el templo del Pilar se repitieron los vítores a Valenzuela y a España.
Después se celebraron los funerales, cantando la capilla la misa del maestro Perossi. Terminada la misa, cantóse un responso, y se organizó la procesión, llevando el cadáver a hombros los soldados del Tercio hasta la cripta donde fue inhumado.
Las coronas recibidas, que eran numerosísimas, fueron colocadas en  la cripta junto a la sepultura del heroico Jefe muerto por la Patria.
EI entierro constituyó una imponente manifestación de duelo, a la que se adhirió toda Zaragoza.
DETALLES DEL ENTIERRO

Zaragoza 12,7 tarde.  
Las cintas del féretro de Valenzuela llevaban la inscripción "Valenzuela 5 Junio 1923", y las guiaban, por el cuerpo de artillería, el jefe D. Manuel Rañoy; por la Guardia civil, el Sr. Villena; por el arma de Caballería, el  conde de Gabardá; por Intendencia, don Cándido Benedíto; por el Estado Mayor, el Sr. De Benito; por Sanidad Militar, don Fausto Gavìn; por la Infantería, el Sr. López Casti, y por  Ingenieros, D. Hernando Salcedo.
En el armón que conducía el féretro iban las coronas de SS. MM. las Reinas doña Victoria, y doña María Cristina, y la cruz de Santiago, hecha con claveles rojos, de la madre de Valenzuela. Las cintas de esta cruz llevaba la siguiente inscripción:
“A su heroico hijo, su madre” A la hora de verificarse el entierro, el gentío se situó,  formando dos filas; junto a la cripta donde iba a encerrarse el cadáver, para presenciar el desfile. Las coronas recibidas ascienden a 51.
 Dentro de la cripta donde se colocó el féretro, que fue bajado a hombros por los compañeros del Tercio, se cantó un responso.
Un  hermano de Valenzuela dio vivas a España, al Rey y a la Legión, siendo el momento de emoción intensísima.
El padre del heroico teniente coronel jefe del Tercio, D. Rafael Valenzuela Muñoz, pronuncio sentidas frases dando las gracias al Cabildo por el honor concedido a su hijo, enterrándolo debajo de la capilla de la Virgen del Pilar.
El acto resultó imponente. Cuantos lo presenciaban sentían profunda emoción, que arraso sus ojos de lágrimas.
Al salir los legionarios del templo del Pilar, las mujeres y los niños besaban conmovidos el banderín del Tercio y se oía exclamar a las primeras: “¡vosotros sois  la gloria de España!”
Por la calle Alfonso se les ovacionó, dándoles vivas al Rey y al Tercio.
También durante el desfile de la comitiva fúnebre, en diversos puntos de la carrera los legionarios escucharon frases de gran respeto.
En los centros oficiales y particulares ondeo la bandera a media asta.
Al desfilar el piquete y la bandera ante el cadáver de Valenzuela, el público, que había permanecido en respetuosa actitud, prorrumpió en frenéticos vivas a España, a la bandera del Tercio y a la Legión, vítores que fueron unánimemente contestados, conmoviendo a cuantos asistían al acto, y en especial a los dos hermanos de Valenzuela, que presenciaban el desfile colocados a la derecha e izquierda del obispo auxiliar.
Mañana se celebrarán solemnes funerales por el alma de Valenzuela  en la iglesia de San Carlos, costeados por la Real Maestranza, a la que pertenecía el heroico jefe.
EL CAPITÀN ORTIZ DE ZÀRATE


Zaragoza 12, 8 noche. 
Acompañando al cadáver de su jefe, Sr. Valenzuela, vino el capitán Ortiz de Zárate, ayudante de la Legión, a quien saludaron los periodistas después de la ceremonia, hallándole hondamente conmovido.
 El Sr. Ortiz de Zárate, que convalece de un balazo en una pierna recibido en el mismo combate en el que halló la muerte Valenzuela, ha referido los siguientes detalles de la sangrienta lucha.
 Eran las nueve de la mañana –ha dicho el Sr. Ortiz de Zárate- cuando el teniente coronel Valenzuela dispuso que diera las ordenes de comenzar el asalto para llevar a feliz término el convoy, y entonces fue herido Valenzuela.
Este arengó entonces a las fuerzas, y terminó gritando: ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Legión! y haciendo un esfuerzo supremo avanzó arrastrando a los suyos, hasta que al recibir el tercer balazo cayó a tierra.
Puede decirse que el convoy entro en Tizzi-Azza gracias al arrojo de las tropas, que, enardecidas por la muerte del jefe, atacaron al numeroso enemigo con verdadero furor.
La situación era tan difícil, que el golpe que prepararon los moros venía a constituir un segundo Igueriben. Por esto; de la actitud heroica de Valenzuela puede decirse que salvo a Melilla de un nuevo derrumbamiento.
En los ocho meses que Valenzuela mandó la Legión, ha ganado para ella la Medalla Militar y la corbata de San Fernando. Valenzuela está propuesto para la cruz laureada.

Así como pasó a la Historia  el gesto arrogante de Prim en la batalla de Castillejos -termino diciendo Ortiz de Zárate-, pasará a la posteridad el sublime comportamiento, en su última lucha, de nuestro malogrado Valenzuela: el de atacar, con sólo 200 hombres a 4.000 moros.